Nuestra habitación era cuádruple, una cama grande matrimonial y dos literas, sencilla pero con todo lo necesario, cómoda y muy tranquila. El baño completo y nuevo. También hay wifi en todo el establecimiento, y funciona genial!
Pero lo mejor del alojamiento es la amabilidad de Roberto, que nos aconsejó un muy buen lugar para cenar y nos dio muchas explicaciones útiles para las visitas, y sobre todo el desayuno. Te pregunta cada día si vas a querer alimentos salados o dulces y a qué hora, y por la mañana te lo tiene todo preparado. Nos lo sirvió en la terraza, también un lujo. Escogimos los dos días dulce y consistió en zumo (de brick pero muy rico), café/té y deliciosísima bollería: croissant con relleno de pistacho en textura de Nutella (de escándalo!), canoli (qué no falte en Sicilia), bollitos dulces sin relleno y bombas de chocolate, también espectaculares. Era tan abundante que nos sobró, así que lo metimos en la nevera y pudimos merendar esa tarde, además de tomar un té, ya que hay todo el menaje necesario.
La única pega, y que le he comentado como recomendación al propietario, es que hacía bastante frío, ya que no hay mantas, tan sólo sábanas y una colcha, así que estaría bien añadirlas de cara al invierno. Hay calefacción de bomba de aire, pero no calienta lo suficiente, y reseca mucho la garganta para tenerla funcionando toda la noche.
Grazie mille, Roberto!!!!!!!!
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